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Nunca vendas algo que tú no comprarías. Parte 1.

Actualizado: 24 ene 2022


“El dinero demanda que vendas, no tu debilidad a la estupidez de los demás, sino tu talento a su razón”. Ayn Rand.

Es igual de fácil o difícil ganarte la vida vendiendo buenos o malos productos, buenos o malos servicios, cosas que funcionan o cosas que prometen lo que no pueden hacer, así que ¿por qué escogerías vender los productos que no funcionan, los productos que no cumplen lo que prometen o los que claramente son inferiores a los que ofrece la competencia?

Piensa por un momento si tú fueras empleado de Stanford, el banco sobre el que te hablé la semana pasada en mi artículo sobre Invertir lo ahorrado de forma inteligente. Imagínate que fueras uno de sus directivos de buen nivel, con una oficina en una de sus grandes ciudades, imagina que tu trabajo fuese similar al de aquel directivo con el que yo me entrevisté varias veces. Si piensas en esta posibilidad a fondo te darás cuentas que como empleado de Stanford seguramente tendrías cuotas de captación de clientes y cuotas de captación de recursos, montos específicos de dinero y plazos para conseguirlo.

Para lograr estas metas seguramente habrías visitado a cuantas personas conocieras, a tus padres, tíos, abuelos, primos, amigos, compañeros de la infancia y a toda persona a la que consideraras un cliente potencial. Pero ¿cómo te sentirías al ver que esas personas a las que tú convenciste de abrir sus cuentas en el banco, lo perdieron todo?, ¿qué pensarías de ver los ahorros de tus familiares y amigos, incluso padres, desvanecidos por lo que podría considerarse tu culpa? Después de todo si tu no trabajaras en el banco seguramente ellos nunca hubieran abierto una cuenta allí.

Una buena reputación es algo que tiene mucho valor en el mundo actual y es importante que no pongas tu nombre y tu imagen detrás de un producto o servicio que no cumpla lo que ofrece o que incluso engañe a la gente de forma deliberada, como fue el caso de Stanford.

“Hagan que la empresa pierda dinero y seré comprensivo, hagan que la empresa pierda un mínimo de reputación y seré despiadado”. Warren E. Buffett.

Mi nombre, por ejemplo, es un nombre que lleva implícito los calificativos de capacidad, honradez y buenos resultados, entre otros similares. Haber construido esta reputación me ha tomado cerca de 20 años y desde luego que es una reputación que desde el inicio se vio fortalecida por la buena reputación que ya tenía mi padre en los negocios y que igualmente ha mantenido mi hermano en su carrera. La gente puede opinar de forma desfavorable sobre alguno de mis proyectos o sobre mi forma de ser y mi personalidad, pero nunca podrán decir que he sido injusto, informal o deshonesto. Quienes hacen negocio conmigo saben que serán tratados de forma seria, responsable y justa.

Esto no quiere decir que todo lo que he hecho ha salido bien, he tenido proyectos malos y seguramente tendré más en el futuro. Me considero un buen empresario y entiendo el concepto de margen de seguridad a la perfección, pero en ocasiones cometo errores.

No, lo que quiere decir es que nunca vendo lo que yo no compraría, que nunca dejo que mi nombre sea relacionado con un producto milagro, un producto que no cumple lo que promete o con productos o servicios que engañan de forma deliberada a quienes los compran o invierten en ellos.


No vender nunca algo que tú no comprarías es uno de los Principios de la riqueza que enseño en mi libro "¿Quieres ser Millonario? Yo te enseño". Si quieres saber más, cómpralo en esta web o en cualquiera de los canales de distribución autorizados.

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