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Hay que educar a nuestro México.






El día de ayer hubo elecciones en México y se votó para elegir a la totalidad de la cámara de diputados [500 miembros] y 15 gubernaturas, prácticamente la mitad de los gobernadores que hay en el país. Además de miles de puestos de elección popular para alcaldes y diputados locales en un sinfín de municipios.


Mientras afino estas palabras que tu lees hoy, aun es domingo y no se sabe el resultado de la votación, pero la verdad que no es importante para lo que este artículo quiere transmitir.


México está mas polarizado que nunca [osea hay algunos que piensan de una forma y algunos otros que piensan de forma opuesta] y esto se debe en parte al discurso político que nos está orillando a algunos a ver al presidente como un peligro para la democracia y a otros a creer que es su mesías, su salvador; pero en realidad se debe a la gran diferencia educativa que hay en este país.


Mis hijos aun son pequeños y están en la educación primaria y secundaria, pero cuando platico con ellos ya veo capacidad de razonar con inteligencia y una forma de analizar las cosas y hacerse preguntas que demuestra curiosidad e interés por temas de adultos. Esto no se debe a que sean niños inteligentes, en realidad son promedio, similares a sus demás compañeros. Se debe a que están aprendiendo cosas de un sinfín de áreas de la vida y eso les despierta la curiosidad y fortalece su proceso lógico.


Los niños de la misma edad de familias menos favorecidas apenas llevan una pequeña parte de su vida recorrida y ya están rezagados en la escalera de la vida, en parte por culpa del gobierno [tanto el actual como los anteriores] y en parte porque como dicen los americanos, sus papás "don´t know better", lo que quiere decir que son educados así porque es como sus papás fueron educados.


Este rezago solo irá creciendo conforme avancen los años y para cuando mis hijos tengan 22 ó 23 años y estén listos para ingresar al mercado laboral, sabrán mucho más que la mayoría de los mexicanos y estarán mejor preparados para tener éxito económico. Habrá miles o quizá cientos de miles como ellos, pero la mayoría, millones de jóvenes que en ese momento estarán listos para trabajar, serán menos completos y estarán académicamente rezagados en comparación con los que como mis hijos, llevarán la ventaja.


 

Analicemos juntos porque pasa esto. Hay dos formas de ver el éxito y la riqueza:

  1. Con admiración [quizá con algo de celos incluso] y...

  2. Con envida.


La admiración es buena cuando está enfocada a gente de admirar y no hacia hampones como los que se hacen ricos trabajando en el gobierno en puestos donde su salario no podría haberles dado las grandes fortunas que tienen. Pero asumiendo que hablamos de gente valiosa a la que vale la pena admirar, entonces sentir algo de celos, osea deseo de tener lo mismo, es normal y no está mal.


Pero la envidia es muy distinta a los celos y esa sí que está mal. Envidiar es desear que la persona que envidas no tenga lo que tiene. A diferencia de los celos, donde deseas tener lo que el otro tiene, con la envidia lo que quieres es que no lo tenga. Como dice Charlie Munger, la envidia es el peor de los pecados capitales porque ni siquiera es divertida.


La gente envidiosa es gente resentida, y viceversa. Y obvio está claro que es mucho más fácil no ser envidioso cuando tienes que cuando no tienes, pero eso es algo que en su mayoría se enseña en casa. A mis hijos no les falta prácticamente nada, pero obvio hay muchas cosas que les faltan si se comparan con los hijos de gente mas exitosa y en vista de que conviven con muchas personas de familias infinitamente mas exitosas, sería fácil que envidiaran a muchos, finalmente siempre hay alguien arriba de ti en la escalera del éxito, salvo que seas Jeff Bezos o algún otro del grupo de los mas ricos.


Mis hijos no envidian porque en casa les hemos enseñado a no envidiar, porque en cada plática intento mostrarles cómo hay gente a la que admiro por sus logros empresariales y cómo me gustaría ser igual. Cuando a la plática salen referencias a la riqueza de algún político que tiene una mansión o propiedades en el extranjero, cuando sus ingresos como político jamás le podrían haber dado suficiente para eso, siempre les respondo igual: Esa riqueza no es riqueza admirable y por lo tanto no es riqueza de la cual tener celos, desde luego mucho menos envidia. Lo mismo cuando se trata de algún pseudo-empresario que hace cosas ilegales o que está en la cima por estafar a los demás.


En nuestra casa no deseamos que nadie deje de tener lo que tiene, solo deseamos que todo el mundo tenga mas sin afectar a los demás.

Pero en México hay mucha envidia, no celos, sino envidia. Y eso es malo para el progreso de un país. Los americanos son celosos y en general no son envidiosos, creo que porque vienen de culturas anglosajonas y no tienen una herencia española como la que tenemos en México. El español [ya sabes que de ahí vengo yo] también es muy envidioso y seguramente ese legado es el que aún impera en el México de hoy.


¡Pero esta forma de ser y de pensar nos rezaga! Mientras que en USA la mayoría quisiera ser Jeff Bezos, en México muchos quisieran que Carlos Slim no tuviera tanto. ¿Cómo hacemos para que los mexicanos quieran que haya mas como Carlos Slim, en lugar de desear que los que tienen no tengan tanto? Mi conclusión es que necesitamos cambiar nuestro sistema educativo [tanto el público como el privado] de forma radical y de forma inmediata.


 

Empecemos por el sistema público. Independientemente de lo que opines de la escuela por televisión [yo opino que es una tontería que en realidad no sirve para nada], las circunstancias actuales son específicas del momento de vida que tenemos por la pandemia del Covid-19 y ese no es el verdadero problema. Algunos de los problemas son que:

  1. La educación pública es impartida por maestros que en su mayoría no están calificados para enseñar, y...

  2. Está basada en libros de texto que en algunos casos tienen ideas que fomentan el odio hacia ciertos sectores y el desprecio hacia el progreso.


"Si me das la mente de un niño durante sus primeros 12 años, para cuando te lo regrese habré impregnado en él una forma de pensar que te tomará todo el resto de su vida cambiar".

Esta es una frase de Ralph Waldo Emerson, aunque con algunos matices cambiados por mí para fortalecer esta idea. Lo que tus hijos aprendan, o no aprendan, durante la educación primaria forjará gran parte de su forma de ser y de ver el mundo según vayan creciendo. Obvio que esta tendencia puede revertirse, sino no habría casos de personas que venían de casas de golpeadores y se convirtieron en pastores y en personas que se dedicaron toda su vida a ayudar a los demás, o empresarios exitosos que vienen desde abajo y que en muchos casos ni siquiera tuvieron una educación que los guiara, pero para planear y para pensar como grupo no se pueden ver solo las excepciones, hay que enfocarse en la mayoría.


Y una vez llegada la educación superior seguimos cometiendo errores, que aunque distintos son igual de graves. Estamos enfocándonos en enseñar profesiones y carreras técnicas específicas con lo que preparamos especialistas en áreas muy específicas pero que a su vez son completos idiotas en el todo de la vida.


La educación debería ser menos técnica y mucho mas completa, debería ser una educación basada en las artes liberales, como se educaba en Europa hasta hace solo unas cuantas generaciones. Las artes liberales incluyen literatura, matemáticas, filosofía, sociología y el arte, así como las ciencias físicas tales como la química y la física y finalmente las ciencias sociales como la economía, geografía e historia.


La mayoría de estas materias sí se enseñan en la educación privada de México [por lo menos en los colegios de alto prestigio], pero en la educación pública se enseñan por encimita y eso ni siquiera en todos los casos.


Me doy cuenta de esto porque cuando platico con gente que trabaja conmigo o para mí veo que la mayoría de los que estudiaron en escuelas públicas no saben quienes fueron Platón, Aristóteles, Sócrates, Kant o Nietzsche. No tienen idea de quién fue Monet o porque es reconocido Leonardo DaVinci. Que puedan decirte dónde queda Tegucigalpa [y mira que está cerca de México] es impensable. Bueno, es típico que ni siquiera sepan cuántos diputados o cuántos senadores hay en las cámaras.


Esto es de dar pena y no debería ser así porque hace que el terreno de juego esté súper disparejo y que las diferencias entre ricos y pobres solo se hagan más y más grandes. Y aunque esta información está disponible en línea y en librerías y bibliotecas a un costo accesible aún para los mas pobres, si no nos preocupamos porque sea enseñada en los colegios entonces estamos dejando el campo abierto para que los mentirosos y los manipuladores engañen al pueblo con cuentos e historias que son buenas para fomentar la envidia pero malas para fortalecer a la sociedad como motor económico de nuestro país.


 

Manuel Francisco Ayau fue un empresario y académico guatemalteco que entre muchas cosas que hizo fundó la Universidad Francisco Marroquín en Guatemala, y lo hizo pensando en una educación basada en el liberalismo clásico, una de esas palabras que tanto desdeña el actual presidente de México. Pero, ¿sabes qué es el liberalismo clásico? Es una corriente que está en contra de que el poder absoluto lo tenga una sola persona y en contra de que haya privilegios para algunos. Es una corriente que busca las libertades civiles al amparo de la ley y una economía de mercado en la que el estado vigila pero no participa.


¿Te parece este un mal camino? A mí me parece el camino correcto y así debería parecerle también a cualquiera que quiera disfrutar del fruto de sus ideas y de su trabajo.


Como dijo en Guatemala en 1972 Manuel Ayau: "El ser humano, aunque imperfecto, es más capaz de realizar su destino cuando es libre y no cuando está condicionado por un colectivo personificado por el estado".

Ayau predicó durante toda su vida que para fomentar el desarrollo económico debe haber derecho a la propiedad privada y el respeto a la ley. Yo estoy completamente de acuerdo con esta forma de pensar y me parece que mientras antes enseñemos a la gente que esto es importante para que haya desarrollo económico, antes saldremos del tercer mundo.


Con el artículo de hoy espero haberte dejado claro que la educación en México debe cambiar para que los falsos profetas dejen de encantar a la gente con sus cuentos y fábulas falsas, pero antes de terminar quiero agregar que pienso que también la educación privada debe cambiar, ya que si bien en México la educación privada es muy superior a la pública, poco a poco está perdiendo terreno contra la educación que se imparte en otros países, y en un mundo tan conectado y tan globalizado ya no estamos jugando solo localmente, ahora la liga es internacional y ya competimos también con gente de otros países.


En USA hay un movimiento impulsado por Peter Thiel y un grupo de inversores y pensadores con el cual concuerdo cada vez más. Lo que piensan es radical e incluso insultante a cierto grado, pero está dando resultados y mostrando al mundo que las cosas pueden y deben ser diferentes.


Hace algo más de 500 años que Martín Lutero dirigió una carta a la iglesia en la que postuló 95 tesis que eventualmente se convirtieron en la base del protestantismo. Pues bien, ahora hay un grupo de pensadores que están proponiendo las 95 nuevas tesis pero que en este caso protestan contra el sistema educativo que impera en el mundo. La nueva tesis número 23 por ejemplo, dice: "El poder del gobierno no debería ser utilizado para obligarnos a todos a estudiar lo mismo, en los mismos lugares, al mismo ritmo y en las mismas edades". La número 95 dice: "La educación debe ser una misión, no meramente de enseñar al mundo, sino de liberarlo".


Si queremos cambiar a México necesitamos cambiar el sistema educativo que impera en este país y necesitamos enseñar a la gente a pensar por si misma y a conocer la historia, para que puedan contrastar lo que les dicen con lo que ha pasado a lo largo de la historia cuando otros falsos profetas encandilaron a la gente con cuentos similares.


No veo políticos comprometidos con esto y eso me desanima, pero hay veces que lo correcto no es votar por la propuesta positiva [que en este caso no existe], sino votar por la propuesta que promete quitar del medio a la propuesta negativa. Eso es precisamente lo que yo hice ahora que fui a votar, espero que tú hayas hecho lo mismo.


Por leerme gracias, hasta la próxima.

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